¡¡¡ FELICES REYES !!!



Queridos amigos,

A punto estamos ya de entrar en la noche más mágica del año. Hace muchos años, por problemas de salud que no vienen a cuento, decidí ponerme en las manos de una psicóloga, tuve la suerte de dar con una gran profesional que me caló por completo y que gracias a que me pilló el truco desde el principio y que si ya de por sí me enrollo como una persiana, a un psicólogo creo que debes decírselo todo con todo lujo de detalles para que pueda ayudarte, pudo estudiar mi caso, mis síntomas y literalmente me salvó la vida, ya que iba por unos derroteros que se podría prever que la cosa no pintaba nada bien, porque iba a peor y ningún médico me sabía encontrar el diagnóstico correcto. Esta mujer, tras unos meses, no lo olvidaré en la vida, me sentó un día y me lo dijo.

Todo este sermón para ir a lo que nos ocupa hoy. Una de las cosas que me enseñó esta psicóloga fue que es cierto que todos llevamos un crío en nuestro interior. Es el crío que en un momento dado fuimos, que está ahí dentro, nunca muere. Me dijo que uno de mis problemas había sido no escucharle. Sonará ridículo pero cuando alguien consigue salvarte de semejante infierno de lipotimias que parecen ataques epilépticos, vértigos que no vienen ni del oído ni de las cervicales, etc... , te crees todo lo que te diga.

Todo el año vamos de aquí para allá, estresados, de mala leche, preocupados... La vida se ha convertido en una negatividad constante. Cuando somos adultos, nos cargamos la mochila con preocupaciones y problemas, abandonando a ese pequeñín que llevamos en nuestro interior. Pues qué queréis que os diga... mientras pueda, dejaré que una noche al año, la de Reyes, que sea ese pequeño Carlos quien viva el momento. El mismo que os conté que se tiraba encima de su pobre hermano Alberto el día 6 por la mañana. El día 5 de enero es sinónimo de ilusión, de pensar en la cara que se le va a quedar a mis seres queridos cuando descubran sus respectivas sorpresas. Y no os engañaré, de comerme un poco el tarro pensando qué sorpresa me habrá puesto mi mami.

En serio amigos, escuchad a vuestro corazón, a ese niño/ niña que alguna vez fuisteis, poneros en su lugar y vivir esta noche con ilusión. No importa qué habrá, es el detalle en sí.

Esta vez he tardado cinco días en escribir aquí, espero tardar menos en volver a escribiros aquí, en este pequeño rinconcito que poco a poco va ganando su hueco en mi vida. Os deseo toda la ilusión y felicidad. Venga, que es una noche de trescientas sesenta y cinco...

Hasta pronto, ilusionado,

Carlitos (en su momento habría dicho "No me llamo Carlitos, me llamo Carlos", todo cabreado, jajaja)

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