J'aime la France




Si, amigos. Soy yo, Carlos. Nadie ha hackeado este blog ni me he vuelto loco, nada de nada. Hoy quiero hablar de un país que nunca he visitado, pero que me tiene maravillado. Sin entrar en temas políticos --todos sabemos que aún estando en democracia, es recomendable no hablar públicamente de según qué temas-- entraré en materia. 

Cuando veo películas y sobretodo series americanas, siempre digo que es una exageración el nivel de patriotismo del que hacen gala. En Europa, sin embargo, carecemos de cualquier tipo de sentimiento patriótico a nivel continental, por no hablar de estatal, hay lugares donde quieren crear más fronteras y otras personas no pueden decir lo orgullosas que se sienten de ser en este caso españoles, porque al instante eres víctima del insulto. Con los años envidio un poco a los norteamericanos en ese sentido. Me explico. Un ciudadano norteamericano, sea de California o de Boston, da lo mismo, se sienten americanos. Escuchan su himno con orgullo y lucen su bandera. La famosísima bandera de las estrellitas. Bandera con la que han fabricado innumerable merchandising de todo tipo y que no sólo lucen ellos, sino cualquier ciudadano del planeta. En Europa, hasta los que nos sentimos orgullosos de nuestro país, no solemos sentirnos tan europeos. Será porque aunque seamos el denominado "Viejo continente", el tema de unirnos nació hace muy poco, no hace ni veinte años que compartimos la moneda. Deberíamos reivindicar nuestra nacionalidad europea y hermanarnos con el resto de estados de la Unión. La idea de la Unión Europea siempre me ha hecho muchísima ilusión. Desde que tengo uso de razón, he estado enamorado de Italia y he pensado que somos unos grandes afortunados por pertenecer a un continente tan lleno de pluralidad cultural, social, arquitectónica, etcétera. En estos días he descubierto, con ayuda de conocer a alguien, no voy negarlo, que hay otro país que siempre estuvo ahí, en un rinconcito de mi corazón. Y que lo ignoraba un poco. Pero es evidente que siempre estuvo ahí. Sus preciosos monumentos, su gastronomía, su idioma, ser como son el icono mundial de la elegancia y el llamado glamour. Para colmo tenemos la suerte de vivir justo al lado. Es de aquellos lugares a los que uno iría una buena temporada, para conocer todo su encanto, visitar sus calles, comer en un restaurante en buena compañía, ver anochecer. Ir a algún museo de tantos importantes que tiene. Y dejarse conquistar por sus monumentos. 

Aquí os dejo con algunos videos musicales de artistas francesas que siempre me han gustado.

A bientôt, les gars. Vive la France. 





















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